Estoy más presente que nunca
habitándome en cada rincón
como nunca antes había estado,
en mi.
Estaré así tanto tiempo
como le tome a mi piel
ser de barro o de madera
que no se evapore
por falta de sí
De mis pies saldrán raíces
como las de los amates
que parecen invadir el río
pero no se van con las mareas
ni cuando el lecho se vuelve
grieta silente que hace eco.
No estaré en ninguna parte
más que en mi
y desde ahí me sentiré, por fin
capaz de amar.
Es un regalo para mi
y sigo en deuda.
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