Altares, flores, copal, Mahakala, caballitos de mezcal, sal, azúcar, incienso, pan de muerto, chocolate, Tara Blanca, papel picado, un Boddisatva, luz y las fotos de mis once muertitos más queridos, se hacen presentes este Día de Muertos. Mi altar es ecléctico, como mi vida, como lo que creo, lo que hago, lo que siento.
Estos son días intensos en mi vida, momentos de transición -¡como todos, supongo!-, de pasos firmes, con propósito, aún si no siempre con una dirección tan clara. Cuando me siento bien, cuando tengo ganas de reir, de volver a soñar, de creer, de alzar el vuelo, sé que mis pasos caminan con buen rumbo, y me siento tranquila, en paz.
Hoy, en mis plegarias, pediré por mis muertos, y por mis vivos. Por mis muertos porque es su día, por mis vivos porque es nuestro tiempo. Esta noche brindo por partida doble.
¡Feliz día de muertos, vivos!
Siempre es momento de pedir por los que han sido y siguen siendo aunque no estén. Ayuda a mejorar.
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