Aquí les comparto un texto que me pidió Cynthia Gaethe para un programa radial, con el objetivo de reunir mensajes de aliento para su pueblo, que aún sigue reconstruyendo su espacio tras el terremoto el mes pasado.
Para Chile
El cambio es parte fundamental de la existencia, lo sabemos. Se transforma el mundo –todo lo que nos rodea- a cada instante. Nos transformamos nosotros, desde el primer segundo en que tenemos vida, sin parar, hasta su término. Se transforma la realidad, la percepción, el día hasta volverse noche, la noche hasta volverse día.
La transformación es, también, pérdida. Perdemos lo que era, para dar paso a lo que es. Luego, perderemos lo que es, para dar paso a lo que será. Y así, hasta el infinito. Y sin embargo, nos cuesta mucho enfrentaros a esa condición tan cotidiana que es parte de nosotros. En especial, cuando la pérdida es inesperada, como en el caso de las tragedias naturales que transforman el paisaje destruyendo lo que, ilusoriamente, pensábamos inamovible, permanente, o al menos de largo plazo.
Un ejemplo claro son los terremotos, como el que azotó recientemente al hermoso sur de Chile, y los que siguen golpeando distintos lugares en nuestro lastimado planeta. La pérdida de vidas humanas, tan irreparable, nos dificulta enormemente reconciliarnos con los acontecimientos como lo que son, parte de un proceso natural y perenne de existir. Y sin embargo, es necesario recordarlo. Porque ante la pérdida irreparable de un ser amado –e incluso ante la pérdida de una mera pertenencia material--, lo único que sana es la aceptación, el soltar, el recordar que todo cambia y se transforma momento a momento, irrevocablemente.
Y con ello, viene una buena noticia. Esta situación, la que tenemos hoy, tras las pérdidas y los cambios casi inconcebibles con que nos sorprende la vida, ¡también cambiará, también se transformará! Esto, no es sólo posible, sino seguro. Como dice la sabiduría popular, el tiempo todo lo sana. Pero no sólo el tiempo que es un fenómeno independiente de nosotros, también existen herramientas que podemos utilizar a nuestro antojo: la voluntad y determinación son dos de ellas.
Hoy te hago esta invitación: echa mano de todas las herramientas a tu alcance para transfomar el mundo. Sea que tu pérdida haya sido grande o pequeña, éste es un momento lleno de oportunidades para ti. Las crisis nos presentan dos alternativas: el colapso o el crecimiento. Chile no colapsará, Chile crecerá. Y tú, eres parte de esa transformación.
Es hora de sacudirse los lamentos; es hora de mirar lo que quedó, lo que sí somos y tenemos, y empezar a caminar. Tu país te necesita, tu gente te necesita. Y tú puedes hacer la diferencia.
¡Animos, Chile! Esto también pasará. Y cuando pase, tú serás más grande, y los tuyos más felices.
Desde México, toda mi solidaridad y cariño.
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