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martes, 12 de enero de 2010

¡Salud! Que hace bien al corazón


Hoy conversé con una amiga muy querida sobre un tema de salud que le aqueja. Y me quedé reflexionando como, a partir de esta década de vida, el tema de la salud comienza a ser un tema recurrente. Y no me refiero a que antes no nos enfermáramos, sino a que ahora es cuando comienza a preocuparnos porque comenzamos a entrar a los grupos de alto riesgo de enfemedades serias y degenerativas. Nuestros amigos, colegas y demás contemporáneos empiezan a enfermar, comenzamos a hablar de síntomas y a recomendarnos médicos o remedios... ¿Por qué será que hacemos esto hasta que nos toca?

La prevención como enfoque para preservar la salud es algo que en nuestra cultura occidental no se ve mucho. Pasamos la vida escuchando lo importante que es hacer ejercicio, comer sanamente, no abusar del azúcar, la grasa ni las substancias tóxicas.

Sabemos que existen técnicas para detectar enfermedades tempranamente, sabemos que es importante hacernos revisiones médicas regulares, conocemos técnicas de medicina alternativa que promueven todo tipo de tratamientos para fortalecer el sistema inmunológico y mantenernos saludables. Y sin embargo, por lo general, ninguno visitamos un médico ni hacemos nada de lo anterior sino hasta que, previa automedicación equivocada, nos sentimos pésimo. Cuando se trata de una gripe o un retortijón, bueno, el asunto puede no pasar a mayores. Pero de pronto los síntomas varían y ya no son los mismos de siempre, ni avisan de las mismas enfermedades. Empezamos a sospechar enfermedades que aterran y que matan. Y ni así nos comprometemos con la profilaxis.

No es por agüarnos la fiesta, Señores y Señoras, pero si vives en este barrio, ¡ya basta de negligencia! Muchos de nosotros tenemos hijitos en los que todavía aplica el diminutivo, niños que necesitan padres sanos, fuertes y longevos para tenerla un poco menos difícil en este mundo que se nos va descomponiendo de a poco. Para apoyarlos, para acompañarlos y también para enderezar el rumbo del entorno al que hemos contribuido.

Así que, propongo hagamos un compromiso con nuestra salud. La del cuerpo, la de la mente y la del alma. Propongo que nos cuidemos, que nos amemos, que nos protejamos, que mantengamos buenos hábitos mentales y que valoremos nuestro tesoro más preciado: la vida -especialmente la vida con salud. Y sobretodo propongo que, cuando alguno de nosotros lo esté intentando, ¡no lo boicotiemos! No insistas en que mañana comience la dieta, en que se eche otra copita, o en que hoy no vaya a su clase de yoga para acompañarte al banco. Mejor hagamos equipo. Es más fácil encontrar la motivación de a varios. Y aunque la motivación tendría que venir de dentro, una ayudadita de aquellos a quienes apreciamos, con quienes compartimos o a quienes admiramos, ¡es un gran aliciente!

Ahora bien, si el diagnóstico está dado... ¡a darle! Que para eso son las pruebas, para pasarlas, para conquistarlas, para fortalecernos. Y ¡salud!, que una copita de vino al día es buena para el corazón.

1 comentario:

  1. muy buenas palabras, yo también pienso a si, solo con el echo de sentir; pero me eh informado mas, y e estudiado mas,eh confirmado lo que siento y pienso, con cuidarme respecto ala salud física, mental, y del alma, para lograr mi calma y mi bienestar. Debo evitar lo que me hace mal y lo que me destaviliza.

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Para mi es un enorme placer compartirte lo que pienso. Si me dejas tus propias reflexiones inciaremos un diálogo que atesoraré por siempre... ¡Gracias por visitarme!