En especial, para Alis
Hoy es el mero día de muertos. El cielo estuvo azul intenso toda la tarde, el viento frío. Anocheció con luna casi llena, algunas nubes. Ya empiezan a llegar, allá a lo lejos, las tormentas. Se escuchan truenos en la lejanía. Se parece al sonido del mar embravecido rompiendo sus olas en un acantilado. Suenan cíclicos y poderosos.
Hoy no tengo ganas de escribir una Calaverita. Sólo tengo ganas de guardar silencio y de pensar en ti, que ya no estás aquí, a mi lado. Me gusta esta idea de que hoy vendrás, guíada por la luz inquieta de las veladoras que alumbran nuestro altar. Tomarás lo que he preparado para ti, compartirás mi mesa, te sentirás en casa y volverás a aquel otro hogar al que te fuiste para siempre.
Me hace gracia pensar que, con todo lo que habrás "vivido" desde que moriste, una rebanada de pan de muerto o un tarro de cerveza te motiven a emprender el viaje de regreso hasta aquí, tu antigua morada. Pero me parece maravilloso que así sea.
Me da nostalgia mirar tu foto, ver esa risa que ya no escucharé, sentir esa mirada que ya no me mira más. Extiendo mi mano y con la yema de los dedos acaricio tu rostro que se siente frío y suave, como la textura del papel fotográfico. Sonrío... a veces las sonrisas también pueden ser tristes.
Hoy deberíamos jugar a que no te fuiste para siempre, que tenemos un día de "tiempo fuera" para volver a celebrar. De eso se trata también nuestro Día de Muertos, de reirse con la Catrina y jugar a que no nos da miedo, ni pesar. Pero hoy no tengo ganas de jugar, ni de reirme de la Flaca. Hoy, sólo quisiera mirar tus ojos vivos, sentir tu abrazo cálido, infinito, acurrucarme en ti y decirte cuánto te quiero, mamita.
Me encantó esta entrada. Una gran forma de recordar,una montaña Rusa de emociones. Muy conmovedor.
ResponderEliminar