31 de diciembre de 2011
Queenstown Gardens
Ultima comida del año, un pescado a las brasas y una ensalada verde, una copa de vino neozelandés, Sauvignon Blanc, 2009 (por si alguna vez me dador ser conocedora) de una conocida región vinícola en este país, Marlborough, sentada conmigo misma en una banca de madera pintada de rojo a la sombra de una frondosa araucaria.
Mi día 365 del año 2011 ha sido un día de ir al ritmo del viento que hoy sopla suavemente desde las hermosas montañas Remarkables.* En el cielo limpio de nubes vuelan a la misma altura aves blancas y paragliders multicolores. En el lago azul y frío nadan los más atrevidos, al lado de familias de patos; otros, los miramos desde el parque, desde la playa o desde la ladera de las montañas igualmente fascinados por el paisaje que por la alegría que proviene de saltar juguetonamente a las aguas de la Bahía de Queenstown.
Por la tarde subiré en el teleférico (góndola le llaman aquí) hasta la cima del Coronet Peak. Veré el atardecer sobre el Lago Wakatipu, para después bajar la montaña en una avalancha de tres ruedas ¡a toda velocidad! Más tarde iré a buscar a Caroline, una escocesa que vino de vacaciones a Queenstown y no se ha ido desde hace cinco años. Iremos al malecón a ver la puesta de sol, a las 9.30 pm y más tarde veremos los fuegos artificiales por el fin de año, antes de brindar por los sueños que vamos a estrenar en el ciclo que está por comenzar.
Mi idea inicial era encontrar un espacio de silencio; pasar el año nuevo disfrutando del apacible paisaje. Pero, por supuesto, lo apacible de NZ se acabó en este pueblo que se autoproclama la capital mundial del deporte extremo. Así que mejor me pongo a tono y celebro el fin de año al más puro estilo kiwi. ¡De fiesta! Se trataba de fluir, ¿no?.
El silencio vendrá mañana, cuando vaya finalmente las fiordos. Me espera una excursión de todo el día a lo que Kipling llamó la octava maravilla del mundo. Pero de eso escribiré mañana, cuando lo haya visto.
Hoy pensaba que es verdad: la mejor forma de hacer feliz a aquellos a quienes amas, es siendo feliz tú genuinamente. Llenando tu vida y tu mente de ese tipo de felicidad sostenible que no depende de nadie ni de nada, más que de tu propia decisión. Y esa es quizás una de las muestras mas fehacientes de nuestra irrevocable libertad interior... Tengo unas cuantas horas para terminar de pensarlo, pero será sobre este pensamiento que verse mi palabra-faro para este año. Coming soon!
Mientras tanto te deseo un fin de año lleno de paz en tu corazón y un comienzo del 2012 cargado de los aprendizajes de los últimos doce meses, de sueños nuevos para aderezar tu vida, y con las ganas bien puestas de renovar el compromiso que tienes contigo para ser feliz.
*The Remarkables son unas montañas de dramáticas laderas y un color casi azulado que bordean el Lago Wakatipu. Se llaman así porque, junto con las Rocky Mountains en Estados Unidos, son los únicos sistemas montañosos que apuntan directamente al sudeste. Nueva Zelanda está lleno de excepciones.
ResponderEliminar